Tengo la manía de caminar mirando al suelo y, además de perderme muchas cosas, me paso el día viendo escupitajos de todas las formas y colores —o palomas muertas—. Es algo inevitable, aparto la mirada en cuanto ocurre, pero ya está en mi retina. Además de este tremendo inconveniente, me pierdo cientos de cosas por no mirar hacia arriba. Aunque tengo la suerte de rodearme de gente que me señala fachadas curiosas, balcones bonitos, azoteas llenas de plantas o cualquier cosa que sea importante ver, es algo que quiero cambiar.
Cada día que miro al suelo y me encuentro uno de estos desagradables trofeos —que suele ser siempre—, recuerdo mi viaje a Polonia. Estaba de Erasmus en Alemania y me fui unos días a conocer el país. Por culpa de esta terrible manía, lo primero que recuerdo de Polonia, y que creo que no olvidaré jamás, es que la calle estaba llena de escupitajos. No sé si era por contraste con Alemania, que estaba más limpia, o es que era algo característico del país. Debería volver ahora, que me los encuentro cada día, y comprobar si era solo mi percepción distorsionada.
Esto ocurre con muchas otras cosas, que cambian según cómo las mires: ese sitio que recuerdas enorme y cuando vuelves de adulta resulta decepcionantemente pequeño. El tamaño de los pupitres del colegio. La comida que no sabe igual si acabas de beber agua o de tomarte una cerveza. El sol en verano frente al sol en invierno. Lo agobiante que te parece una ciudad cuando no la conoces y lo fácil que resulta una vez te has familiarizado con ella. Lo molesta que es la música cuando te apetece estar en silencio. El sabor de las cosas con azúcar cuando te has acostumbrado al chocolate negro y el café sin azúcar. La canción de Así bailaba de Amaia y Rigoberta Bandini me motiva muchísimo los días que amanezco contenta y me deprime los días que no amanezco contenta y no siento ese subidón, el contraste se ensalza. Así que está claro, todo en esta vida depende de la perspectiva.
A veces, como me ocurre con lo de mirar hacia abajo, la perspectiva con la que abordamos algo es incontrolable, es nuestra primera reacción, es cómo nos ha cogido ese día, pero en el momento en que te das cuenta, quizás puedas cambiarla, como cuando te das cuenta de que llevas el ceño fruncido y lo relajas, o cuando notas la espalda encorvada y te estiras. Quizás ese compromiso no tenga que ser tan tedioso si le pones ganas y dejas de quejarte, o tal vez madrugar para coger ese avión no tenga que ser una tortura si piensas en lo que te espera después.
En el libro que estoy leyendo, Mañana, mañana y mañana, hay un personaje al que parece que todo le sale bien, que es muy afortunado, pero luego se plantea la teoría de que quizás todo le sale bien porque decide mirarlo así, en el momento en el que ocurre decide que eso es lo que quería que ocurriese.
«Sam decía que Marx era la persona con más suerte que había conocido; tenía suerte en el amor, en el trabajo, en su aspecto y en la vida. Pero cuando Sadie fue conociendo a Marx, más pensaba que Sam no había entendido la naturaleza de la buena suerte de su amigo. Tenía suerte porque consideraba que todo era una recompensa de la fortuna. Era imposible saber si el caqui era su fruta preferida o si se acababa de convertir en su fruta preferida porque ahí estaban, creciendo en el jardín de atrás».
A partir de ahora, caminaré con la mirada en lo alto, estirando bien la papada, observando las azoteas de los edificios. . Quizás ahora pise un excremento o me caiga por el agujero de una alcantarilla, pero nunca más volveré a ver escupitajos, los días serán más luminosos.
E intentaré, como ese personaje afortunado, que todo lo que venga se convierta en un golpe de suerte.



Por cierto, no veas lo bonitas que son las curiosidades que, cuando ya tenía esta carta en borradores, en las recomendaciones de febrero, Candela nos dijo que mirásemos al cielo, porque están migrando las grullas y es un espectáculo que vale la pena ver. Así que ya tenemos un motivo más para levantar la mirada.
Por si te perdiste esa carta, aquí te las dejo.
Recomendaciones de febrero
¡Hola! Este mes me sumerjo en el topicazo que dice que febrero es el mes del amor —aunque todos los meses deberían ser el mes del amor; del amor propio, el amor entre amigas, el amor romántico, el amor a la vida, el amor familiar…— y te traigo recomendaciones de lo más románticas (o no) en las que el amor y las relaciones son el centro de todo, como la …
¡Hasta el domingo que viene!
Tu amiga,
Cristina
📪
las casualidades <3